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Son un producto financiero con relativo poco tiempo en el mercado, y no es tanta la gente que conocer su funcionamiento a pesar de que sea un tema tan popular. Como todos los créditos, siguen siendo riesgosos, pero también sirven muy bien para solventar algunos inconvenientes económicos bastante puntuales. El endeudamiento es una cuestión que normalmente supone un peligro para las finanzas de cualquier persona, pero no siempre tiene que ser así. Tan sólo hace falta aprender a utilizar de forma inteligente los microcréditos rápidos para evitar que sean perjudiciales, sino más bien un beneficio en determinadas situaciones. Lo principal es pedir la cantidad de dinero que se necesita. Hay que sacar bien la cuenta porque no está de más pedir un 5% adicional por si acaso, pero esto no siempre es estrictamente necesario. De normal, lo recomendable es pedir la cantidad mínima posible de dinero porque así se paga menos. Hay que tener mucho cuidado con la fecha de vencimiento del plazo a pagar y tener una planificación realista para evitar pasarla. A partir de ese momento, las empresas prestamistas comienzan a aplicar comisiones, lo que implica un aumento del costo del crédito. Puede que algunas de estas empresas tengan la opción de las prórrogas, aunque lo mejor es no contar con ello de primeras. Casi nunca es buena idea encadenar créditos porque están pensados inicialmente para afrontar una situación específica, pero no como una fuente de financiamiento recurrente. Eventualmente, hace falta tener un ingreso lo suficientemente sólido, así que no tiene sentido depender de ellos continuamente. De todas formas, sí es posible hacer una nueva solicitud al terminar de pagar el primer crédito. Las empresas de financiamiento en general tienen el mismo funcionamiento, pero no es así con los precios. Algunas tienen descuentos por temporadas, precios bastante bajos dentro del mercado, e incluso a veces un pequeño bono en el primer crédito. Hace falta comparar a conciencia para aprovechar las oportunidades de ahorro al máximo. Muchas veces lo mejor es contactar con el prestamista en cuestión, en especial si se presentan situaciones extraordinarias. Lo ideal es hacerlo con bastante tiempo de antelación para evitar una situación incómoda. También sirven como guía para evitar que los clientes tengan una deuda más grande de la que pueden pagar. El prestamista no sólo es la fuente de dinero, sino además un asesor financiero. Con él se pueden negociar algunas de las condiciones del crédito y buscar alternativas. Más que por amor al arte, a él también le interesa ganar ese dinero.
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